La formación es uno de los pilares fundamentales del crecimiento en la vida cristiana. Una formación, que parte de una espiritualidad centrada en Cristo y que nos lleva a entender la vida en clave de seguimiento de Cristo. Por ello, sin menospreciar la formación en momentos puntuales y eventos (cursos, charlas, etc.), creemos imprescindible iniciar procesos de fe y de vida donde la formación sea algo habitual y cotidiano en la vida de las personas, vivida en comunidad, compartiendo con otros, aprendiendo y caminando juntos.
En este proceso de acompañamiento la parroquia es imprescindible. Va a ser el lugar desde donde aprender a conocer a Cristo, a iniciarnos en una vida de oración personal y comunitaria que nos ayude a crecer en amistad con Él, donde celebrar la alegría de sentirnos llamados, profundizando en el misterio de amor de Dios actualizado en los sacramentos, y donde aprender a mirar nuestra vida y el mundo con la mirada de Jesús, buscando en todo momento responder en clave de justicia, misericordia y caridad, a todas las situaciones con las que convivimos.
Por ello, siguiendo la propuesta pastoral de Acción Católica General, en esta parroquia, intentamos trabajar por poner a la persona en el centro de la vida parroquial, no por el servicio o función que pueda desempeñar en ella, sino por la necesidad que tiene de vivir el encuentro con Cristo y desde Él entender la vida como respuesta vocacional a su llamada.
Para posibilitar esto, estamos trabajando por consolidad el desde dónde hemos de articular este proceso de acompañamiento: desde la Eucaristía, como centro de la vida parroquial y el centro de nuestra vida de fe. Es el lugar privilegiado donde la comunión es anunciada y cultivada constantemente, pero también es uno de los lugares del encuentro real de la persona con Cristo, fuente y culmen de toda la vida cristiana.
En torno a ella, como lugar especial del encuentro con Cristo, estamos articulando Equipos de Vida parroquiales en los que las personas pueden formarse, orar, celebrar y compartir la vida e iluminarla a la luz de la Palabra de Dios. Equipos para todas las edades (infancia, jóvenes y adultos), que no tienen una tarea especifica, sino que su objetivo es la maduración de la fe de las personas que forman parte de ellos. Es un espacio de sanación , de cultivo de la fe, de fortalecimiento de la esperanza, de maduración de la conciencia evangelizadora de las personas…
En definitiva, grupos donde la persona pueda ir haciendo vida el encuentro con Cristo, y desde donde pueda ir iluminando a la luz de la fe todas las dimensiones de su persona.
Desde esta vivencia de la fe, todos aquellos que forman parte de los equipos de vida parroquiales irán implicándose de forma gradual en los diversos equipos pastorales de la parroquia, viviendo así desde el primer momento un proceso de fe que les llevará a entender la vida en clave de servicio. Servicio tanto en sostenimiento pastoral de la parroquia, como desde el primer anuncio, el ejercicio de la caridad y el testimonio personal en los distintos ámbitos donde cada laico desarrolla su vida: familia, trabajo, ocio…
Un proceso de acompañamiento que busca ante todo la formación de Discípulos Misioneros. Hombres y mujeres, que desde el encuentro con Cristo, sepan vivir conectados a Él a trabes de la Palabra y los Sacramentos, y vivan por reconocerlo en cada hermano que encontremos por el camino de la vida, de manera especial en lo más pobres.
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