Seguidores del Cordero, Maestro y Mesías
El seguimiento de Jesús
La identidad de Jesús se va desvelando poco a poco a lo largo de cada Evangelio, a partir de la contemplación de sus obras y palabras, y especialmente a partir de su muerte en Cruz y su Resurrección. El evangelista Juan, sin embargo, no espera hasta el final para mostrar lo que los discípulos percibieron y encontraron en Jesús, componiendo una escena entrañable. El bautista presenta a Jesús en el fragmento de hoy, en primer lugar, como el Cordero de Dios, del cual había dicho antes que quita el pecado del mundo (Jn 1,29), pues Jesús se ha sumergido con su bautismo en el mundo del pecado para cargar con el pecado, destruirlo con su muerte y vencerlo para siempre con su vida; en segundo lugar, como Maestro con el cual hay que convivir, si se quiere ser un verdadero discípulo; y después, como Mesías, el Ungido por Dios. El seguimiento de Jesús es el tema dominante que marca el perfil de los discípulos. De este seguimiento deriva la vocación a la nueva identidad y misión que emana del encuentro con Cristo. Pedro, llamado por Jesús con el nombre de Cefas – Piedra, lo pone de manifiesto. Al comienzo de este año cada uno de nosotros está llamado a descubrir progresivamente a Jesús y a descubrir nuestra identidad como discípulos suyos.